miércoles, 31 de diciembre de 2008

JORGE RIECHMANN: Advertencia


Jorge Riechmann, poeta, ensayista, filósofo, agitador cultural, pensador ecologista, libertario, sensibilizador hacia lo social, lector feraz e infatigable referenciador de los invisibilizados, ya sean las gentes aplastadas, los olvidados artistas o intelectuales, las tribus o los lugares expoliados...

Una advertencia. Toda su poética es una advertencia del daño. Un ver, un conmoverse y hablar con serenidad en tiempos de violencia y destrucción. Un hablar insurrecto, valiente, apasionado e incómodo desde su pacífica y coherente articulación de lo razonado alternativamente entre el corazón, la mano, el ojo y la lectura provechosa del papel y la vida. Advertir, y por consiguiente, ponernos en guardia, frente a una maquinaria demoledora. Su poesía viene como anillo al dedo en estos días. Sin ir más lejos, esta semana navideña: Gaza, Congo, Tunez, Somalia ...


Víktor Gómez





Madoz

ACASO


Cuando te pillas el dedo en el quicio de la puerta, piensa en aquellos a quienes torturaron introduciéndoles astillas debajo de las uñas. Luego bebe un vaso de agua, degusta una fresa, recoje un pétalo blanco de jara. Acaso todo aquel sufrimiento informulable no haya sido en vano.






Gaza, diciembre 2008



De ése se rien los pájaros


Quien no se pone a llorar hasta que no ha hecho cabal inventario de sus lágrimas, para estar seguro que no se excederá ni quedara corto:


de ése se rien en secreto los pájaros de la confirmación.



Jorge Riechmann

De "Un Zumbido cercano"
Calambur, 2003



miércoles, 17 de diciembre de 2008

MIGUEL ANGEL CURIEL: la poesía es una travesía insomne

Un poema del inescusable libro "Por efecto de las aguas", Premio San Juan de la Cruz 2007, portentoso hallazgo de un quehacer periférico, abisal, desnudo, del poeta y grabador Miguel Angel Curiel.

Contengo la emoción, palabra por palabra. De su canto de umbría y caudal rumoroso
vierto un fluir de sentido en la despreocupación de lo superfluo, en la solitaria condición
del mirar activo de un hombre que escribe, con humilde y pertinaz consistencia, desde
la más libre de las disposiciones que permite el no adscribirse a ninguna facción de poder,
tribal o hegemónico. Y el saber que su singladura, lejos de ser categórica, es un trabajo
de purificación.

Víktor Gómez

Amanecer en el Ganges




INSOMINIO



DE noche, un ángel de aire

protege con las manos la llama,

la palabra que ha brotado.


De día, la oca al sol come las bolas de papel,

se come el horror vacui,

al muñeco de pan...


Por el camino de la noche nos alcanza el día,

y detenidos vemos pasar

a esos viajeros sin sombra.

¡Viajeros del silencio!.
Miguel Angel Curiel
(1966, Korbach Waldeck,
Alemania. Reside en Lugo,
es talavereño de memoria
y corazón)



martes, 16 de diciembre de 2008

RAFAEL CAMARASA: Feo (2ª parte)



—¿Por qué escribe, Sra. Ortega? ¿Qué es lo que le
impulsa a escribir? —le preguntó con reverencia, mientras
ella sacaba la estilográfica de su chaqueta.


La escritora, de unos sesenta años, baja estatura,
posible premio Nóbel más que doscientas páginas de
pelo encrespado, un rostro lleno de arrugas que acentuaban
sus rasgos pocos agraciados y, en general, aspecto
de afable tendera, lo miró de arriba abajo y, después
de ver la ajustada camiseta que marcaba sus músculos
pectorales, la brillante cabellera negra que caía sobre
sus hombros, y el desgastado pantalón vaquero, ciñéndose
tentador a su entrepierna, le contestó con voz
seductora:
—Porque soy una mujer fea, y porque sólo en
aquello que escribo maravillosos seres como usted aca-ban
durmiendo en mis brazos.
Él sonrió forzadamente, no sabiendo si sentirse
halagado por la inútil insinuación de la célebre novelista
o decepcionado por esa respuesta tan poco trascenden-tal
que, por otra parte, jamás imaginó para su pregunta.
—¿Cómo se llama? —preguntó la mujer, tomando
el libro con indiferencia. Conocía esa sonrisa. Ya la
había visto en otras bocas. Era sincera de puro falsa y
siempre significaba lo mismo—. Disculpe, pero es que
tengo un poco de prisa —añadió al ver que el joven no
contestaba, y señaló con la pluma la puerta del servicio.


—Ah, sí. Gustavo... Gustavo Peñalver —dijo con
cara de circunstancias.

Ella agachó la cabeza y comenzó a escribir. Más
tarde, al devolverle el libro, dijo con cierta maldad:

—Que usted lo disfrute.


Desconcertado, pero confirmando sin querer el
oscuro porvenir de la escritora con el género masculino,
regresó con la chica de ojos verdes que lo esperaba
junto a la mesa de las bebidas, no llevándose de aquella
posible premio Nóbel más que doscientas páginas de
literatura.


"Hay que ser feo para escribir —le había puesto en
la dedicatoria—. O feo, o estar enfermo de algo.
Desconfíe de los escritores guapos. Porque no existen.
(Ni siquiera lo son los más bellos.)"


.




Rafael Camarasa

Ediciones Denes


Premio Alhóndiga de Narrativa Breve
XVII Premios Otoño Villa de Chiva
Edición 2006

domingo, 7 de diciembre de 2008

DAVIDA FRANCO MONTHIEL: Las cenizas de Salvoechea (Baile del Sol)

IN GIRUM IMUS NOCTE ET CONSUMIMUR IGNI
Hemos venido para no hacernos los sordos,
para golpear desde la palabra,
para continuar en pie amándonos,
para mirar el rostro de la muerte,
y seguir soñando, seguir viviendo.
Hemos venido para no volver,
para despertar en el paso adelante
y ser cada día un único cuerpo
que desea una luz en carne viva,
un verbo de plural desinencia.
Hemos venido para cambiar la vida.
Nuestro terror será suave caricia
en los tiempos de mordaces bozales.
Hemos venido para formar parte,
para ser poema, para ser trabajo.
Hemos venido para esperanzarnos,
para vivir de nuestras manos,
para tener un nombre sin fiebres
deudoras o vómitos mensuales,
para ser gritos o cuchillas que desentierren
las podridas raíces.
Hemos venido para ser feroces
a pesar de mandíbulas
y de segundos despojados,
a pesar de domingos asignados
a la cómoda muerte.
Hemos venido para preguntarnos,
para vivir a la intemperie,
para ser un instante incómodo
en el tiempo pasajero de los ladrones.
Las cenizas de Salvochea,
Baile del Sol, Tenerife, 2008
.
En Libreria Primado, Valencia, David Franco Monthiel con Quique Falcón



En Las cenizas de Salvochea se condensan textos escritos, recitados y publicados en revistas literarias, periódicos y en la bitácora Cuaderno de resistencia (http://dabolico.blogspot.com/) desde el año 2001 (asesinato de Carlo Giuliani en Génova) hasta hoy (quinto año de la agresión contra Irak y tiempos de crisis económica mundial). Las palabras amontonadas, recogidas y acogidas son sólo las cenizas de la palabra viva, recitada, que tomó los labios, asaltó la garganta y la voz de alguien que las necesitaba o las usó para darse un hálito de esperanza. Las líneas ideológicas y poéticas del libro se concentran en seis temas como son el consumo, la guerra, la explotación y la precariedad, y la resistencia y la esperanza ante todos ellos.

















David Franco Monthiel (Cádiz, 1976) es diplomado en Magisterio de Educación Musical, escritor, músico y dibujante, y forma parte del colectivo de expresión y agitación cultural La palabra Itinerante. Ha publicado “Renta básica de olvido” (Ayuntamiento de Lepe, 2004) y “Aforos completos y otros mínimos aforismos” (Ediciones del 4 de agosto, 2007). Ha sido antologado en Voces del Extremo: Poesía y Realidad y en Poesía y Capitalismo (Fundación Juan Ramón Jiménez, 2003 y 2008), en “Once poetas críticos en la poesía española reciente” (Baile del Sol, 2007) y en “Poesía viva de Andalucía” (Universidad de Guadalajara, México, 2006). Poemas y textos suyos han sido recogidos en revistas y publicaciones como Diagonal, Tres mil, Lunas Rojas, Alhucema, La hamaca de Lona, Rojo y negro, Óxid y Portales.

jueves, 4 de diciembre de 2008

RAFAEL CAMARASA: FEOS

Sobre el libro de relatos "Feos" de Rafael Camarasa, ver aquí y aquí.




F E O


Para escribir hay que tener alguna tara.
PAUL AUSTER



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El cóctel se hallaba en ese lance en que los camareros,
con aparatosas bandejas de canapés, se dirigían hacia
los corrillos de gente que se habían formado en el salón
del hotel.


El apuesto universitario, aspirante a escritor,
acompañado por una bella joven de ojos verdes, aire
intelectual, y con el cabello por la espalda recogido en
una coleta, se levantaba impaciente sobre la punta de
los pies, mirando por encima de las cabezas hacia
donde la famosa novelista, en cuyo honor se celebraba
el acto, firmaba ejemplares de su nuevo libro. Ingenuamente,
esperaba a que el grupo de personas que se
agolpaba a su alrededor se dispersara, para acercarse
y cumplir el viejo deseo de charlar con la que todos
—él incluido— consideraban una figura de las letras
españolas.


Tres cuartos de hora más tarde, seguramente en
uno de los pocos momentos en que estaría sola a lo largo
de la noche, la abordó en la puerta del servicio de señoras
y, tras presentarse como un ferviente admirador de
su obra, le tendió un libro para que se lo dedicara.

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(primera parte de dos)

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Rafael Camarasa

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Alos Benhagali siguiendo una página volada por un parque.

A Sandra Rubio, poeta, artista plástica.
Jerez de la Frontera 1983

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"Ensordecía, raro, tu dolor en la acera"

Sandra Rubio




Clásica y ambigua, novísima palabra, deshecha en la ruina
y ensamblada con yeso de luz.
Pequeña, no te apresa, no, no
te retiene ni la boca ni ese
papel volado en la hora de otoño.
¿ajada? ¿encendida en sombra?
¿amarilla de dejadez o de relumbre?
Vida, que ese es tu signo en fuga,
existencia consciente de su breve
don, de su posible invisibilidad
prematura cuando yo me vaya con otra palabra,
con una música rota
a confabular nuevamente lo antiguo
y por venir.

Así, poema, niña, cortafuegos del habla,
podríamos seguir y seguir y no
volver a vernos nunca, salvo en
la saliva de los fresnos o en la
madriguera de un otoño, hora de temblar susurrando.
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