el barco viaja a la deriva
aunque uno ató los cabos
y bien fuerte
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Botella al mar
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I
con suma facilidad trazan
sus líneas maestras niños
octogenarios y viejos
impúberes pero tú y yo
que andamos erraticos vemos
en esta marejada fuerte
un no imposible naufragio
vaiven terrible, viento aciago…
somos a la merced del Azul
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II
hilos de hijos imaginarios
recogen driza, vela, cabos
abuelos imposibles reman
esta barcaza que no llega
a la costa, zarandeada
y sin timonel, capitán,
nos pide un milagro suave
ante tanta desgracia junta
…la salvación viene de otros
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III
otros que no son hijos míos
ni tus parientes traen brazos
y corazón y horizontal
sangre a este día salvaje
con una resistencia ejemplar
vencen a la mar y al gran cielo
nosotros bebemos en popa
ron con miel, en la calma nueva
somos un marino no más.
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Víktor Gómez
(acepta, Germán, esta impronta en gratitud al goce y hallazgo de este poema tuyo, la debilidad, que tan ineludiblemente como la bruma caló en mis huesos)
2 comentarios:
Gracias Víktor por pasarte por el blog y dejar allí esa impronta. Me alegro que el poema se bifurque. Sólo te corregí el apellido, que es como el del poeta. Un abrazo. Germán Machado.
Germán:
Perdona, sí, lo ví. Ya no se me pasa.
Ya sigo tu blog, al que llegué desde Daniel Bellón, del que muy a menudo extraigo pecios y asombros de sus búsquedas y lecturas.
Un abrazo grande,
Víktor
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