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El rubor de una despedida
consuelo del naranjo
especias desposeídas sobre
el lecho de verduras horneadas
la calma después de la cena
si el vino reposa su incendio
no tiene otro igual
poesía de miradas y lo mismo
salir de la sala
sin recoger la mesa
ausencias ausencias pero no digo
que yo estuviera
se sabe que algunos sueños
antes de ser soñados
habitaron el olvido de una ballena
un gesto en el gran Azul
caligrafía solitaria
así, sin opresión y sin costas
no te ciegues
no te interrogues
nocivas son a veces esas huellas impúdicas
lascivas
tortuosas
del ballenero tras la gloria
Nada más bello que el vals de los grandes cetáceos
al empezar el invierno
Víktor Gómez
4 comentarios:
Suponiendo que cuando escribiste "cetáceo" no mirabas para mí, es un gran poema Víctor. Ya sabes que soy fanático de tus improntas, con versos demoledores tan abiertos que a vuelapluma, podría encontrar cien significados. Estos que propongo, por ejemplo:
"nocivas son a veces esas huellas impúdicas
lascivas
tortuosas
del ballenero tras la gloria"
Y sí, amigo mío, nada más bello que ese vals.
Un abrazote de los grandes.
Julio
Julius:
Se que eres yo y yo soy Julius. Lo se por Rimbaud. ¿sabía él lo nuestro o era un profeta ciego?
Se te quiere como solo se puede uno querer a si mismo, pero con las dos manos.
Tu Viktor
Muchas gracias, Victor. Lo leí en el comentario que dejaste en mi blog, sé que te debía unas palabras.
Siguiendo con el símil últimamente me siento más bien como una ballena varada, a quien las corrientes de la vida han arrastrado a una playa que no es la suya y va muriendo un poco cada día, fuera de su hábitat, lejos de una vida soñada algún día, hace mucho o no hace tanto, que el tiempo es inasible e imposible de medir, como bien sabes tú poeta y compañero, como bien sabemos los que practicamos esa caligrafía solitaria de parir versos, que no consiste más que en dejar "huellas impúdicas, lascivas, tortuosas" en las arenas a las que arribamos, a veces queriéndolo y otras sin poder evitarlo.
No me gusta el invierno, me quedo mejor con esa imagen mediterránea, de naranjos, verduras horneadas y cenas bajo la lus de las estrellas repletas de buen vino y miradas amigas.
Y me quedo, especialmente, con tus versos, palabra viva y necesaria, que me hace sentirte cercano.
De nuevo, gracias Victor, por seguir inspirandome, inspirándonos, por tu labor y tu presencia.
Un beso
ETDN
Gracias a ti, poeta.
Tu Viktor
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