domingo, 24 de mayo de 2009

A CATY, In memoriam





Mayo veinte años después, mayo de las azaleas


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CARTA POSTUMA DE LOS ABRAZOS



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Déjame un tiempo de maduración

en esa inexpresable congoja

desde la que la ausencia viene

a llenarlo todo y desde donde la luz
viene a mudarse en ceniza.

Porque las palabras que quieran inaugurar
este nuevo ahora queman
todavía
porque ya no valen los disparates

ni es trinchera la desesperanza

ni hay infierno sino en la locura

déjame un tiempo, hermano,
para
que traiga las acacias del otro lado.

Devuelva el crepúsculo a cada rincón
su presencia discreta y dialogante;
vuelta que vibra -cuerda de violin o rama
que un viento de arrancar
notas inefables
tratara- en la caja
torácica del que espera
lo imposible.
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--------------- ... zig zag (trocha que desaparece)
de azaleas o ímpetu en loinvisible.
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De lo imposible, algo será
pero déjame un tiempo, hermano,
que la voz de las acacias
y su devenir
enciendan en el llano
un signo
para lo respirable.

Un tiempo ha de venir
una claridad en la noche

que nos permita de nuevo
el temblor de los abrazos
la felicidad del sentido
la verdad de las azaleas.

Víktor Gómez


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Otorgarme sobrenombre una vez más
que amortigua la noche de impactos,
prisma y culpa
de verso en verso se calcinan.

Ícaro para los sueños,
de vida impacienta
Orbe esclarecido
antes de que llegue: ya es el tiempo.

Anónimo dijo...

Un abrazo fuerte!

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Ya es el tiempo, querido Miguel.
El beso del silencio sobre la piel de aire en lo imposible sostiene toda la magia de las palabras, la herencia de vivir, el deseo no la rendición, no la rendición.


Un abrasso,

V

Ana Muela Sopeña dijo...

Hasta aquí he llegado. Gracias Víktor por traer este poema.

Miguel, te dejo un abrazo
Ana

Anónimo dijo...

Víctor:

Desborda la magia de tu palabra, en una magia que ya és sendero, rúbrica, herencia. Tu testimonio y tu piel como impacto camino de acacias

Un abrazo grande grande

Anónimo dijo...

Bordear el límite Ana, hasta aquí puedo llegar, necesariamente y como dice Eugenio Trías, que nos hace ser habitantes de la frontera.